El proceso - ¿Por qué yo?
- Andy Martinez
- 21 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Los hombres de la segunda posguerra encuentran una explicación y un consuelo en dos autores: Kierkegaard y Kafka. Los personajes de Kafka, pesimistas, oscuros y apáticos, representan la crisis moral que el hombre sufre tras los horrores del siglo XX.
¿Qué sería de nosotros si Max Brod hubiese cumplido con los deseos de Kafka? El escritor le pidió a su amigo que quemara todo manuscrito que de él existiera, pero Brod se rehusó y así es como El proceso ha llegado a nuestras manos.
La novela se centra en la figura de Joseph K., empleado de un banco que despierta una mañana acompañado por dos agentes de la ley. Se le comunica que es parte de un proceso, pero no se le explica por qué. La historia se desarrolla a través del intento de K. por encontrar las razones del proceso.
El lector invierte su tiempo siguiendo a K. en su búsqueda de respuestas, mientras que el lector formula sus propias preguntas. Las preguntas fundamentales son: ¿de qué se trata el proceso? ¿La novela simboliza un sistema social o es una cuestión moral?
Existen distintas interpretaciones del texto de Kafka, pero la interpretación que más llama mi atención es la que involucra a la religión y la moral. Brod explicaba que una de las razones por las que a su amigo no le gustaba publicar su trabajo era por las dificultades que tenía para lidiar con los problemas religiosos en su vida, y no veía en su obra respuestas definitivas.
El proceso comienza cuando K. se da cuenta que todo carece de sentido, no entiende si todo es una broma jugada por sus amistades o si en verdad está siendo acusado de algo. Es ese algo que lo lleva a preguntarse sobre la justicia, el sentido de su existencia y la verdad. El fin de Joseph K. empieza en el momento en que, acusado y llevado un día ante el tribunal, trata de anular el proceso.
Es el símbolo del ser humano eternamente condenado, culpable de un pecado original del cual no puede escapar. El personaje de Kafka es un ser que no acepta el proceso, que no quiere vivir en lo abierto, que constituye un estorbo para la humanidad y es ésta quien lo elimina.
Encontramos en Kafka, hombre del Antiguo Testamento, el mismo miedo ante su creador, que le impide amar y lo aísla cada vez más en una especie de condena, que es la vida misma, de la que ninguna mujer puede sacarlo.
Hans Mayer en La literatura alemana desde Thomas Mann define la literatura de Kafka como la obra de un escritor que había "...dejado de creer en las viejas relaciones causales."
El hombre, así como K., no tiene idea de qué es acusado; debe pasar revista minuciosa a toda su vida, explicarla y debatirla en todos su aspectos.
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