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Pensamientos - Notas sueltas

  • Foto del escritor: Andy Martinez
    Andy Martinez
  • 4 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

A pesar de que en la actualidad la ciencia y la filosofía parecen ser dos posiciones contrarias, en la mayor parte de la historia del pensamiento humano estas han caminado de la mano. Me parece difícil separar ese "conocimiento cierto por causas" del "amor a la sabiduría", pero es verdad que la filosofía contemporánea ha tomado un camino especulativo que la ha alejado de los espacios públicos.


De esta unión entre ciencia y filosofía han surgido grandes pensadores; Aristóteles es quizás el más recordado de los filósofos/científico. Pero también han existido figuras más cercanas a nuestros tiempos, como Blaise Pascal.


Pascal se destacó en primera instancia por sus aportes científicos; el francés demostró su genio desde una edad temprana. Pero llegada la adultez, Pascal parece haber tenido una especie de visión espiritual que lo empujó a la teología, aunque no haya llegado a desarrollarla por su temprana muerte.


En sus Pensamiento podemos encontrar la semilla de la teología que Blaise Pascal parecía desarrollar. Su contenido son las notas sueltas que iba acumulado para escribir una apología del cristianismo y tal vez una filosofía.


La tesis central en la mayoría de las notas escritas por el científico francés es la corrupción de la naturaleza, una corrupción producto de la naturaleza misma, pero que encuentra un reparador por la Escritura.


Al contrario de Descartes, la introspección no lleva a Pascal a la duda metódica, sino a una crisis que lo lleva a preguntarse qué es el hombres: una nada frente al infinito, un todo frente a la nada, un medio entre nada y todo.


La condición del hombre sería la inconstancia, el aburrimiento, la inquietud; nuestra razón se ve siempre decepcionada por la inconstancia de las apariencias. Nosotros estamos compuestos de dos naturalezas opuestas y de distinto género: alma y cuerpo.


La inmortalidad del alma es nuestro último objeto, pero la corrupción de la naturaleza nos ha cegado y solo siguiendo a Jesús podemos encontrar a Dios. El último paso de la razón es reconocer que hay una infinidad de cosas que la superan.


Los milagros son la base de la fe de Pascal, son estos los que fundamentan su creencia en ese Dios escondido que solo podemos encontrar con el corazón. El cristianismo es extraño, dice, porque ordena al hombre reconocer que es vil y hasta abominable, y le ordena querer ser semejante a Dios.


En los pensamientos de Pascal no existe un sistema de pensamiento unitario y deliberadamente organizado; son pensamientos filosóficos que no han llegado a ser filosofía.

 
 
 

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